viernes, abril 28, 2006

Comillas


de un boletín interno de la banda terrorista ETA en el que se ha entrecomillado mucho, demasiado, con exceso; tanto, como para hacerlo escasamente inteligible. A lo peor es que se trataba de eso.

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Aquí, por el contrario, las comillas brillan por su ausencia. Y hubiesen venido pintiparadas unas cuantas:

> 'Pese a quien le pese, el hombre pertenece al reino animal, a la clase de los mamíferos, al orden de los primates, al suborden de los simios, a la clase de los homínidos y a la especie Homo sapiens.

(...) Este debate no es nuevo. Hace unos 150 años, los abolicionistas pedían derechos para los negros y los paletos de la época decían: ¡Qué barbaridad!, ¡derechos para los negros!, ¡y los derechos de los blancos!, ¡pero cuándo se ha visto que seamos iguales!, ¡cuándo se ha visto a un negro pintar la Capilla Sixtina o componer algo lejanamente similar a una ópera de Mozart o escribir el Quijote!

El debate se volvió a producir con motivo de reclamar derechos para la mujer y ahora que descubrimos la cercanía a nosotros de los chimpancés, de nuevo aparecen los mismos argumentos.'
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¡Acabáramos! Es que se trata de eso, de lo de siempre, de la puta igualdad. En este caso se explicita lo igual entre negros, mujer y simios; ahora, solo hablamos de grandes simios, luego hablaremos de simios de cualquier tamaño, más adelante ya no de simios, de cualquier cosa. Y sobre nosotros cual asombrosa espada de Damocles, lo que sugiere Libertariano en el último párrafo de su anotación:

'El problema interesante no es, será, los derechos de los animales, sino los derechos de las máquinas inteligentes.' (Aquí la bastardilla hacen la función de comillas, a Dios gracias)'.

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