de un boletín interno de la banda terrorista ETA en el que se ha entrecomillado mucho, demasiado, con exceso; tanto, como para hacerlo escasamente inteligible. A lo peor es que se trataba de eso.
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'El problema interesante no es, será, los derechos de los animales, sino los derechos de las máquinas inteligentes.' (Aquí la bastardilla hacen la función de comillas, a Dios gracias)'.
Aquí, por el contrario, las comillas brillan por su ausencia. Y hubiesen venido pintiparadas unas cuantas:
> 'Pese a quien le pese, el hombre pertenece al reino animal, a la clase de los mamíferos, al orden de los primates, al suborden de los simios, a la clase de los homínidos y a la especie Homo sapiens.
(...) Este debate no es nuevo. Hace unos 150 años, los abolicionistas pedían derechos para los negros y los paletos de la época decían: ¡Qué barbaridad!, ¡derechos para los negros!, ¡y los derechos de los blancos!, ¡pero cuándo se ha visto que seamos iguales!, ¡cuándo se ha visto a un negro pintar la Capilla Sixtina o componer algo lejanamente similar a una ópera de Mozart o escribir el Quijote!
El debate se volvió a producir con motivo de reclamar derechos para la mujer y ahora que descubrimos la cercanía a nosotros de los chimpancés, de nuevo aparecen los mismos argumentos.'
¡Acabáramos! Es que se trata de eso, de lo de siempre, de la puta igualdad. En este caso se explicita lo igual entre negros, mujer y simios; ahora, solo hablamos de grandes simios, luego hablaremos de simios de cualquier tamaño, más adelante ya no de simios, de cualquier cosa. Y sobre nosotros cual asombrosa espada de Damocles, lo que sugiere Libertariano en el último párrafo de su anotación:_____
'El problema interesante no es, será, los derechos de los animales, sino los derechos de las máquinas inteligentes.' (Aquí la bastardilla hacen la función de comillas, a Dios gracias)'.
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