Ayer miércoles el lehendakari Ibarretxe pronunció un discurso inaugural en unas Jornadas sobre "La reforma de las Naciones Unidas", organizada por la Cátedra de Estudios Internacionales de la UPV-EHU, y la Unesco Etxea.
Discurso de estadista:
> «Euskadi se encuentra en un escenario lleno de esperanza en el que se están construyendo la paz y acuerdos políticos para decidir nuestro futuro, aquí, en Euskadi», afirmó categórico.
> Ha dicho querer ofrecer la paz a las Naciones Unidas «como un paso más para la paz en el Mundo, y en este contexto ha reclamado ayuda tanto a las Naciones Unidas como a todo aquel que quiera cooperar en el proceso de pacificación».
> Se ha referido a la reforma que ha de llevar a cabo la ONU, que a su juicio, «afronta un problema de enfermedad grave por haber recibido un rejón de muerte inmenso, cuando más necesaria es su papel en el panorama internacional». Piensa que «el nuevo orden mundial no es cuestión de lo Estados, por lo que se ha mostrado convencido de que las alianzas para Naciones Unidas van a venir de los poderes locales y regionales».
> Así, tras asegurar que Euskadi no es un Estado, ha añadido que «se trata de una nación como la copa de un pino, con nuestra propia cultura, con nuestra propia lengua, con nuestra propia presencia en el mundo milenario y tenemos cosas que aportar. Somos agentes activos del nuevo orden mundial y por lo tanto los Estados son necesarios pero no suficientes en las Naciones Unidas. Es necesaria la presencia activa y creciente, con rango institucional de las naciones que no somos Estados».
Después de constatar el fracaso de las Naciones Unidas en la cuestión del Sahara, dijo que «asistimos con una tranquilidad inmensa a la desaparición de culturas, a la desaparición de lenguas, a la desaparición de pueblos milenarios y eso es tremendo, eso produce una desazón tremenda aquí en el pueblo vasco, uno de los pueblos más antiguos de Europa que habla la lengua más antigua de Europa».
Y alguna cosilla más dijo que no merece la pena consignar.
Por su parte el rector de la citada UPV-EHU coincidió con el lehendakari al asegurar que el liderazgo de la ONU «se revela imprescindible, al tiempo que requiere de una adecuación a una realidad imprevisible». (Cómo ese liderazgo podría conseguir adecuarse a una realidad imprevisible es cosa que el magnífico no aclaró ¿para qué? ¡Que lo aclare el lider que ostenta el liderazgo!)
> Ha dicho querer ofrecer la paz a las Naciones Unidas «como un paso más para la paz en el Mundo, y en este contexto ha reclamado ayuda tanto a las Naciones Unidas como a todo aquel que quiera cooperar en el proceso de pacificación».
> Se ha referido a la reforma que ha de llevar a cabo la ONU, que a su juicio, «afronta un problema de enfermedad grave por haber recibido un rejón de muerte inmenso, cuando más necesaria es su papel en el panorama internacional». Piensa que «el nuevo orden mundial no es cuestión de lo Estados, por lo que se ha mostrado convencido de que las alianzas para Naciones Unidas van a venir de los poderes locales y regionales».
> Así, tras asegurar que Euskadi no es un Estado, ha añadido que «se trata de una nación como la copa de un pino, con nuestra propia cultura, con nuestra propia lengua, con nuestra propia presencia en el mundo milenario y tenemos cosas que aportar. Somos agentes activos del nuevo orden mundial y por lo tanto los Estados son necesarios pero no suficientes en las Naciones Unidas. Es necesaria la presencia activa y creciente, con rango institucional de las naciones que no somos Estados».
Después de constatar el fracaso de las Naciones Unidas en la cuestión del Sahara, dijo que «asistimos con una tranquilidad inmensa a la desaparición de culturas, a la desaparición de lenguas, a la desaparición de pueblos milenarios y eso es tremendo, eso produce una desazón tremenda aquí en el pueblo vasco, uno de los pueblos más antiguos de Europa que habla la lengua más antigua de Europa».
Y alguna cosilla más dijo que no merece la pena consignar.
Por su parte el rector de la citada UPV-EHU coincidió con el lehendakari al asegurar que el liderazgo de la ONU «se revela imprescindible, al tiempo que requiere de una adecuación a una realidad imprevisible». (Cómo ese liderazgo podría conseguir adecuarse a una realidad imprevisible es cosa que el magnífico no aclaró ¿para qué? ¡Que lo aclare el lider que ostenta el liderazgo!)
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He dicho ya que Ibarretxe es un estadista ¿no? Mas no me importa repetirlo de nuevo: todo un estadista.
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