domingo, julio 02, 2006

Hoy es domingo: lo que estoy leyendo.


a) - GERARDO DIEGO - Segunda antología de sus versos (1941-1967).

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(119 - 1951)
LA LLAMADA

A nadie espera ¿a nadie? a nadie espera.
Ya nada quiere ¿nada? nada quiere.
Vive en la nada y en el todo muere.
Sueña que muere y viva desespera.

Una mano que duda, que se altera,
que se arrepiente, y vuelve y con ahínco
-tres, cuatro, cero, ocho, nueve, cinco-
hace girar la rueda mensajera.

Un timbre llama, calla, una esperanza
responde oscura, el alma en el alambre.
Por el hilo de cobre se abalanza

el oro de una voz, mieles de enjambre.
Un mundo va a nacer. Todo es mudanza.
La vida pende de un torcido estambre.

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(187 - 1958)
LEJOS, MÁS LEJOS
(Despedida a Adriano del Valle)

Lejos, más lejos, cada vez más lejos,
andando, siempre andando por la muerte.
¿Quién dijo que la muerte es el reposo?
La muerte es andar siempre,
siempre adelante, fijo, eterno, recto,
y ligero, eso sí, sin peso, alegre.
Que el horizonte viejo se descosa,
que del cielo la tierra se despegue
y cabe de pie un muerto o pasa echado
como en prohibido umbral carta yacente.
Y no le vemos ya. Mas le sentimos
incorporado, andando, sin fatiga
y sin volver atrás jamás la frente.
Lejos, más lejos, cada vez más lejos
va el muerto caminando por su muerte.
¿Volverá acaso, si el espacio es curvo,
al sueño de una cuna que aún se mece?

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b) - «LOS POETAS EN SUS VERSOS: desde Jorge Manrique a García Lorca», de Tomás Navarro Tomás.

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c) - «EN EL CUARTEL GENERAL DEL FÜHRER», de Walter Warlimont (Segundo Jefe de Estado Mayor de Operaciones del OKW).
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PREFACIO - La suerte del Cuartel General Supremo Alemán (el «Cuartel General del Führer») durante la Segunda Guerra Mundial estuvo estrechamente ligada a la del hombre cuyo nombre ostentaba. Hubo tiempos en que fue considerado fuente de brillantes planes de campaña y depositario de brillantes cualidades militares de mando; aún mucho después de que el curso de la guerra hubiera comenzado a mostrarse adverso a Alemania, continuó siendo para muchos un santuario de seguridad, en el que podía depositarse una confianza sin límites, y por fin, todos, ya fueran o no miembros de la Wehrmacht, lo maldijeron por la derrota de su patria. Aún hoy en día [año 1962], cuando el plvo levantado por la caída de Alemania se ha disipado ya tanto, nadie que vivió en aquella época, agradecerá que le traiga a la memoria el «Cuartel General del Führer».
[...]

No obstante, este libro demostrará más claramente que tantos otros relatos de postguerra que tratan de un hombre como Hitler las posibilidades de la decisión individual y de la acción independiente, disminuídas en proporción directa a lo estrecho de las relaciones entre él y el oficial a que conciernen. Esto es cierto y en gran medida, cuando se refiere a Keitel y Jodl, los dos generales al frente del OKW y a sus oficiales subordinados, entre los cuales yo mismo me hallaba; pero muchos son testigos del hecho de que casi ninguno de los grandes comandantes de operaciones bélicas, al ser requeridos para presentarse o informar en el Cuartel general, podía resistir la avasalladora influencia producida por la personalidad de Hitler.
[...]

CAPITULO IV - UNA CRISIS EN EL HORIZONTE.
El coronel general Halder fue destituido el 24 de septiembre [de 1942] sin que le fuera concedida ninguna distinción o forma cualquiera de reconocimiento. Su diario es un conmovedor ejemplo de las grandes tradiciones del Estado Mayor Genral germano-prusiano, triunfando sobre cualquier situación desagradable. Comentando su última entrevista con Hitler, se limita a observar: "Mi energía nerviosa ha quedado exhausta y la suya no es lo que era. Debemos separarnos". Hitler se dispuso ahora a seguir principios muy distintos para dirigir el Ejército, y nada puede ilustrarlos mejor que una observación suya anotada tersamente por Halder: "La necesidad de educar al Estado Mayor en la creencia fanática en un ideal. Está determinado a hacer prevalecer su voluntad en todo el Ejército". En otra anotación recoge que Hitler dijo: "En vista de las dificultades con las que se enfrenta el Ejército, éste, más que confiar en la competencia técnica, deberá inspirarse en el fervor de su fe en el Nacionalsocialismo".

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d) - «FLASHMAN Y SEÑORA: Las aventuras de Harry Flashman», de George Mac Donald Fraser.
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¡Qué grandísimo hijo de puta, pero qué divertido! (Es el tomo III de la serie: el I es también entretenido pero no así el II que es una plasta).

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