Y esa infamia de abrirle expediente grave a la Compañía, a sus accionistas en definitiva que son después de los pasajeros, y económicamente por encima de ellos, quienes más han sufrido la consecuencias de la acción quasi-terrorista de los huelguistas, se suma a la infamia de la dejación de autoridad por el Ministerio del Interior; y aquí no pasa nada, todo el mundo se va de rositas y a otra cosa, mariposa.
¡Asco de Gobierno y país de asco que lo sostiene!
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