jueves, septiembre 07, 2006

Con su pan se lo coman, señores magistrados.


"Fascista", "enano mental", "cabrón", "borracho", "parásito" y "cerdo"

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Les está bien empleado. A mí, tanto me da que en vez de gritarle esos insultos al magistrado presidente le hubiese pegado una patada en los cojones y no dársela a los cristales de la cámara blindada, inocentes ellos.

Porque ¿es normal que a semejante energúmeno [tal, también, el bárbaro Txapote] se les permita estar delante del Tribunal que los juzga como si lo fuese ante unos examinadores de sus conocimientos o conferenciantes sobre ética y moralidad? No en cualquier país que tenga una justicia con sentido de la dignidad. Sí en este país de garantías mierdosas. Esos homicidas recalcitrantes en lo de asesinar y, además, en su malísima educación como justiciables[*], debieran comparecer en el Tribunal esposados, con grilletes en los pies también que les impidieran el cocear y no sobraría un mono color butano o así que los diferenciara señalándolos en su condición de enjuiciados; y ser amordazados o expulsados de inmediato tan pronto profirieran uno solo de sus habituales insultos, una primera amenaza.

Aquí, por contra, se presenta como rasgo de valor democrático [y progresista, es de creer] el soportar tamaña villanía como suponen esos insultos. Con su pan se lo coman los señores magistrados.

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[*] - Está, además, lo chusco en lo procesal: a ese pájaro se le está juzgando ahí por las amenazas que en su momento lanzó contra otro juez, Garzón. Y de las ahora proferidas se habrá deducido testimonio que puede originar nuevo juicio oral en el que, presumiblemente, produzca nuevas amenazas al mismo u otro magistrado... y deducción de nuevo testimonio y vuelta a empezar; y así hasta el aburrimiento del uno o de los otros. ¡Vaya gracia más graciosa!

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