> 'Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. El faro de Occidente, el genial creador de la Alianza de Civilizaciones, encendió su luz para iluminar al mundo con el fulgor de su plan de paz y concordia entre los países de Oriente Medio. En sólo unas horas, la entera Humanidad quedó rendida a sus pies, sucediéndose declaraciones de apoyo de las más diversas naciones y religiones.
La autoridad hebraica dio instrucciones para que en todas las sinagogas se rece a Jehová por la gloria del presidente español. Las mezquitas de los países islámicos se abarrotaron espontáneamente de fieles, postrados de gratitud ante Zapatero Alá y Moratinos Mahoma, su profeta. El Vicario de Cristo en la Tierra, el Papa Benedicto XVI, se revistió de pontifical y ofició un solemne tedeum en la basílica de San Pedro, transido por la emoción que le produjo el plan de paz de Zapatero. El presidente de los Estados Unidos de América enfundó su revólver y se apresuró a llamar al Palacio de la Moncloa para implorar al líder español que le reciba la semana que viene y poder así escuchar en directo sus sabias enseñanzas. El primer ministro británico se sumó a la solicitud de audiencia implorada humildemente por Bush. El emperador de Japón rasgó la cortina de crisantemos y proclamó a los cuatro vientos del Este su fervor para el plan zapateresco. La Asamblea Nacional de la China antes roja, hoy capitalista, se reunió en sesión extraordinaria para sumarse a la doctrina del presidente español. Bin Laden salió de su refugio de ultratumba, devolvió las flechas de la ira al carcaj de la Historia y declaró a la televisión Al Yazira su devoción por Zapatero y su glorioso plan de paz. Dicen algunos que, en Egipto, incluso se removió la momia de Tutankamón, estremecida por la descarga histórica de la lucidez zapateril.
En España, Alfonso Ussía se puso sus mejores zapatos de rejilla, sus calcetines blancos cortos y su corbata tornasolada de lapislázuli para escribir un artículo ditirámbico en favor de Zapatero. El genial Mingote le dedicó su viñeta sabia de Abc; y la Cope, sus mejores programas. Hasta José María Aznar reconoció haberse equivocado con las ocurrencias de Zapatero y ha propuesto que se celebre una nueva cumbre de las Azores en la que se fotografíen, junto al presidente español, el demócrata padre de la patria cubana, Fidel Castro, el glorioso caudillo venezolano Chávez, el carismático líder populista Evo, con invitación añadida para Daniel Ortega. Entre los cinco, es seguro que quedarán resueltos los problemas del mundo, dada la credibilidad de la que gozan en todos los continentes.
En Moncloa, Zapatero ha dicho modestamente que él no ha hecho otra cosa que trasladar las ideas de su abuelo, salvajemente asesinado por las hordas fascistas, al plano internacional, con el asesoramiento y respaldo de Pepiño Blanco y el visto bueno del grupo mediático adicto.
Después de tantos años en que las grandes potencias se estrellaron con el nudo gordiano de la situación en Oriente Medio, ha tenido que encender Zapatero la lucecita de Moncloa para enseñar a los políticos mediocres el camino a seguir. Tenemos, en fin, un presidente que no nos merecemos ni nosotros los españoles ni las naciones del mundo. Eso diría Camilo José Cela si viviera. Políticos de semejante talla -Churchill, Richelieu, Julio César, Zapatero- sólo se producen uno cada siglo. Rindo, pues, mi pluma ante la evidencia y me sumo modestamente al clamor de apoyo que en los cinco continentes ha recibido la propuesta de paz de Zapatero sabiendo que este artículo es una osadía, una cerilla encendida para iluminar el sol.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.'
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Y el uno es presidente del Gobierno de España y el otro académico de la Real Española.
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