Editorial
ZAPATERO DEBE ACLARAR AL PARLAMENTO EN QUÉ SE EQUIVOCO
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> El presidente del Gobierno, que ha pilotado en persona el diálogo con ETA sin transmitir información ni permitir que sus ministros intervinieran -a excepción del de Interior-, puede haber caído en la cuenta de que ese personalismo no le servirá de ahora en adelante, una vez que la banda terrorista ha dinamitado su proceso de paz. Casi una semana después del atentado de la T-4 -más vale tarde que nunca- Zapatero se reunió ayer en La Moncloa durante tres horas con los dos vicepresidentes, los ministros de Interior y Exteriores, y los máximos responsables de la Seguridad y del CNI. Este gabinete de crisis trató la situación creada por el brutal atentado y, si hemos de tener en cuenta la autocrítica que ayer esbozó el secretario de Organización, la reunión habría servido para analizar qué fallos cometió el Gobierno en sus contactos con la banda para que la furgoneta bomba les pillara de sorpresa.
Después de unos días en los que José Blanco había «negado la mayor», sin querer admitir que el Gobierno se hubiera equivocado en la gestión del proceso, el número tres del PSOE reconoce ahora que «la información de la que disponía el Gobierno no se correspondía con la voluntad de ETA», por lo que concluye que «había un problema de información o de interlocución». No está mal que la dirección socialista reconozca lo obvio.
De la reunión del gabinete de crisis salió la fecha de la comparecencia de Zapatero en el Congreso, que se producirá la semana del 15. También en esto se aprecia un cambio de posición en el PSOE, puesto que cuando Rajoy la reclamó, el portavoz socialista le respondió que nadie exigió a Aznar que explicara ante el Parlamento la ruptura de la tregua de 1999. Al fijar su comparecencia para dentro de diez días, Zapatero quiere sin duda darse un tiempo para poder dar explicaciones creíbles de los fallos «de información y de interlocución» que le llevaron a él mismo a anunciar que la situación mejoraría este año, un día antes del atentado. Es evidente que Zapatero debe aclarar ante el Parlamento de dónde procedía su optimismo o si alguien le engañó, puesto que fue en el Congreso donde anunció solemnemente el comienzo del diálogo con la banda basado en la resolución que él mismo impulsó. Por eso resulta extraño que haya tardado una semana en anunciarlo, un retraso sólo imputable a la sensación de desconcierto y parálisis que el Gobierno ha transmitido a la opinión pública desde el día del atentado.
> Mientras tanto, se avecina un problema llamado Ibarretxe con el que Zapatero tendrá que lidiar. El lehendakari ha visto en el atentado una forma de recuperar el protagonismo de la peor manera posible, reuniéndose con Otegi en Ajuria Enea, a pesar de que el presidente de su partido ha sido contundente al criticar la actitud de los portavoces de la formación ilegalizada. Imaz cree que no se puede seguir dialogando con los proetarras en las mismas condiciones. Ibarretxe, además ha convocado una manifestación para el sábado 13 con el lema «Por la paz y el diálogo», que ya ha sido rechazada por el PSOE y el PP. Veremos qué hace Imaz.
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¿Que en qué se equivocó? ¡Pues en nada!
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