lunes, enero 14, 2008

Consecuentes.


Nada más salir al exterior del edificio donde vivo he visto al barrendero que afanoso estaba recogiendo cuanto lo ensuciaba. De inmediato arrojo al suelo un pañuelo de papel que acababa de utilizar y como él no lo advirtiera, le digo 'Mire', señalándoselo. 'Gracias', ha respondido educadamente procediendo a recogerlo; me he ido y él ha seguido con lo suyo.

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