viernes, enero 04, 2008

Mi minuto de gloria.

Tuve mucha suerte. En la apacible mañana íbamos caminando sin prisa por la acera de una tranquila calle de la ciudad donde resido cuando oí un ruido sordo y vi a mi amigo en el suelo con la cabeza destrozada manando sesos y sangre entre grumos de tierra apelmazada, unos geranios y los cascotes del tiesto. Me han entrevistado todos los medios locales. Mi minuto de gloria.