sábado, julio 05, 2008

El idioma o la lengua como arma.


Que una lengua propia es la más importante, imprencindible en realidad, de las armas de cualquier nacionalismo[1] para sus fines, y más cuando se busca que esos fines culminen en independencia, es una obviedad. Véase, si no, como la cuidan por oneroso que tal cuidado les resulte, especialmente a largo plazo, en lo social y en lo económico. Eso puede entenderlo cualquiera. Pero que un partido que se dice nacional, de una nación en la que cohabitan varias lenguas y con la común de todos y para todos constitucionalmente reconocida [el castellano entre nosotros, español en cualquier otro ámbito] se alinee cuando surge un conflicto entre la una y las otras, como ahora en Cataluña, con las tesis nacionalistas y que encima presuma de ello, eso es menos fácil de entender, eso sí que es de nota.
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[1] - En el caso de los españoles, los nacionalismos, su importancia está ligada indisolublemente a la de la lengua o idioma que poseen. Tan es así que uno como el canario, que no lo tiene, quiso resucitarlo, recreándolo, el Bereber o Tamazigh guanche que hablaban los pobladores prehispánicos del Archipiélago, y que abortó por absolutamente inviable. Y esa carencia le pesa, a este nacionalismo, como una losa. [Aun así, recuerdo haber visto de paso por una calle en S/Cruz de Tenerife un chalecillo pintado como todos los edificios de la administración autonómica y en cuya fachada campaba un bien visible 'ACADEMIA DE LA LENGUA CANARIA'. Algo es algo -deben de pensar- y menos es nada].

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