¡Ay, Señor Señor! Tú, que me conoces,
Esposo a quien me di en cuerpo y alma;
de Ti ha de ser anhelo por las hoces
primero que cilicio o que la palma,
Esposo a quien me di en cuerpo y alma;
de Ti ha de ser anhelo por las hoces
primero que cilicio o que la palma,
cuando uno mis plegarias a sus voces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario