sábado, septiembre 30, 2006

Para él, ya nada es importante... y no hubo verso.


Él, mi vecino mas educado y más amable, ha muerto. Ayer, en un día espléndido, exhaló su último aliento y hoy a las tres de la tarde va a ser incinerado; después, creo, sus cenizas serán aventadas, no sé dónde.

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Y como no era poeta murió sin escribir un último verso.

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