viernes, noviembre 10, 2006

Un hombre y su perro.


De eso, me interesa ahora el último párrafo, estas dos líneas:

> 'El 16 de marzo pasado un madrileño de 56 años pereció en la Charca Verde tras resbalar y caer a una poza cuando trataba de salvar a su perro'.
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¡Que la tierra les sea leve! Y en memoria y alabanza de ese gesto y de ese hombre para mí desconocido, consigno lo que sigue:

* Vuelvo a reunirme con Ayax [de Adolfo Vioy Casares]

Extraviado, con recelo,
crucé unas puertas de fierro;
pero cuando vi a mi perro
supe que estaba en el cielo.

*****

* El hombre y la sociedad [
fragmentos, de Schopenhauer]

> El perro, el único amigo del hombre, tiene un privilegio sobre todos los demás animales, un rasgo que le caracteriza, y es ese movimiento de cola tan benévolo, tan expresivo, tan profundamente honrado. ¡Qué contraste en favor de esta manera de saludar que le ha dado la naturaleza, si se compara con las reverencias y horribles arrumacos que cambian los hombres en señal de cortesía! Esta seguridad de tierna amistad y devoción por parte de perro es mil veces más segura, a lo menos al presente.
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> Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal.

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> Si no hubiera perros, no querría vivir.

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